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1. Introducción

En los últimos años se han desarrollado recursos prácticos que facilitan el acceso a la investigación de alta calidad, llamamos a estos recursos “pre-evaluados” porque conllevan un proceso de filtrado previo. Se han ido desarrollando una serie de nuevos documentos y fuentes de información, que incluyen sumarios, revisiones sistemáticas, guías clínicas basadas en la evidencia, sinopsis de revisiones sistemáticas y de estudios generales. Estos nuevos documentos de información van superando paulatinamente a los artículos y revistas médicas tradicionales.  El objetivo de este filtro es incluir sólo aquellos estudios que son de mayor calidad. Además, también se caracterizan por actualizarse periódicamente de tal forma que, la evidencia a la que accedamos esté siempre actualizada (DiCenso,2009).

El uso de los recursos y fuentes pre-evaluadas de evidencia mejora la difusión, a costa de una cierta pérdida de autonomía, pero esta es una condena de la sociedad de la información.

El desarrollo de Internet ha propiciado enormes posibilidades para disponer de estos nuevos documentos, ofreciendo un acceso sencillo e inmediato, permitiendo incluso su uso a “pie de cama”, sea en sus formatos clásicos, sea en los nuevos mencionados. Esto permite reactivar el sueño de usar la evidencia en el lugar en que se interacciona con el paciente. La combinación del desarrollo de los nuevos documentos e Internet, unidos al desarrollo de las historias y registros electrónicos de pacientes, permite diseñar e imaginar un futuro con sistemas de ayuda irrumpiendo en la consola del clínico ayudando a las decisiones complejas (Cabello J,2015). 

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